
- Este evento ha pasado.
Venezuela en la realidad y en la ficción. Una conversación entre Karen Lentini y Juan Carlos Chirinos
18 mayo 2019 |12:30
Juan Carlos Chirinos (Valera, Venezuela, 1967) es novelista, cuentista y biógrafo. Estudió Literatura en Caracas y Salamanca. Fue finalista del premio internacional de novela Rómulo Gallegos con El niño malo cuenta hasta cien y se retira (2004); con posterioridad ha publicado Nochebosque (2011) y Gemelas (2013). Ha cultivado el cuento en Leerse los gatos (1997), Premio de la Embajada de España en Venezuela; Homero haciendo «zapping» (2003), Premio de la Bienal Ramos Sucre; Los sordos trilingües (2011) y La manzana de Nietzsche (2015). Es autor de las biografías Alejandro Magno, el vivo anhelo de conocer (2004), Albert Einstein, cartas probables para Hann (2004), La reina de los cuatro nombres: Olimpia, madre de Alejandro Magno (2005) y Miranda, el nómada sentimental (2006). Colabora con el diario El Nacional de Caracas, Cuadernos Hispanoamericanos, Revista de Occidente y la web Zenda Libros. Sus obras figuran en antologías en Venezuela, España, Estados Unidos, Francia, Argelia, Cuba, Marruecos y Canadá. Reside en Madrid, donde ejerce labores de asesor literario y es profesor de escritura creativa.
Karen Lentini Gómez (Caracas, Venezuela, 1979) estudió Letras en la Universidad Central de Venezuela. Magíster en edición por la Universidad Complutense de Madrid. Ha trabajado como asistente editorial de literatura infantil y juvenil. Actualmente realiza entrevistas a escritores venezolanos en RevistaVenezolana.com.
Los cielos de Curumo es una narración dispuesta a modo de castillo de naipes en la que se mezclan y ensamblan las vidas de cinco amigas, el perfil urbano de Caracas, la lluvia incesante, la urgencia de los animales carroñeros, el mal que corroe y los signos de la decadencia de un país que no supo ver lo que se le venía encima.
Chirinos es un cuentista despiadado. Su escritura se muestra aquí en todo su esplendor: cruda, poco compasiva y no por ello menos luminosa. Su análisis del poder es certero porque no rehúye su sordidez, nada le concede la mesura.
Su maestría en el uso del lenguaje y de las técnicas narrativas apabulla. El que lea a Chirinos no se sorprenderá recordando a José Balza, al primer Vargas Llosa, a Céline, a Faulkner o al Cepeda de La Casa Grande. Son los maestros que aparecen alumbrar esta prosa.